Homo moneta

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viernes, 3 de enero de 2014

Bitcoins y "Monedas Digitales": Un abuso de lenguaje.


El otro día, en el último número de la revista Expansión (número 1131) leía la reflexión de Luis Miguel González titulada “El bitcoin, divisa volátil”. En dicho texto se emplea de forma errónea el término moneda a pesar de que el mismo autor hace énfasis de que se trata de una innovación que no tiene gobierno, reservas en metales, ni respaldo. Sin embargo, este no es un error aislado ni único en nuestro contexto. Por ejemplo, durante los siglos XVIII y XIX, este uso indiscriminado llevó a Henry Dunning MacLeod a afirmar en 1836 que el uso de este término para describir innovaciones introducidas por los particulares “ha sido uno de los más extraordinarios abusos de lenguaje jamás ocurridos”. Después de todo, tal como lo refleja el espíritu del artículo 8 de la Ley Monetaria de los Estados Unidos Mexicanos y del artículo 234 del Código Penal Federal, así como la definición de moneda que nos proporciona el Diccionario de la Real Academia Española, una moneda es una unidad de cambio que cuenta con el plus valorativo del Estado.

 

Ahora bien, este abuso de lenguaje no se encuentra restringido a la lengua española, toda vez que también en los sistemas anglosajones se ha incurrido erróneamente en el empleo de los términos “currency” y “coin” para describir las multicitadas innovaciones que se desarrollan al amparo de la escuela austriaca de economía; lo anterior como resultado de la evolución del término “currency” a partir de su introducción en el Common Law.

 

Además de que no es una idea revolucionaria, tampoco es una idea novedosa. En 1993, un plan generado por 4 estudiantes de posgrado ayudó a Brasil a enfrentar una espiral inflacionaria de 50 años después de que todos los intentos tradicionales habían fallado. Su gran idea: la creación de una unidad de cambio virtual con un valor estable aunque sin contar con el plus valorativo del Estado para ser considerado moneda. Dicha medida permitió al gobierno introducir gradualmente moneda de curso legal más estable (New York Fed Research Library 2011b) de forma similar a aquélla por medio de la cual los bilimbiques salvaron a la banca mexicana en 1913 en el contexto de la Revolución Mexicana, quitándoles de encima trescientos millones a los bancos cuyo costo no debió exceder de veinte millones de pesos. También, la Oficina de Patentes de los Estados Unidos tiene varios registros en este sentido, por mencionar algunos bajo la patente 6,157,920 de fecha 5 de diciembre de 2000, solicitada el 14 de agosto de 1998, Bjorn Markus Jakobson como inventor y titular de los derechos morales y la empresa Lucent Technologies Inc., como titular de los derechos patrimoniales, registraron un proyecto de dinero digital para comercio electrónico; y bajo la patente US 7,424,970 B2 de fecha 16 de septiembre de 2008, solicitada el 7 de abril de 2006, su titular John Royce-Winston registró un sistema y método de creación de unidades de cambio digitales. Sin embargo, algo que llama mi atención es que ninguno de estos registros define a estas unidades, e incluso, en el caso de la patente de Royce-Winston se asume que la misma encaja bajo la denominación errónea de moneda; entonces ¿qué es una unidad de cambio digital? Investigadores e instituciones alrededor del orbe proponen algunas definiciones como las que presento a continuación:

 

 

Banco Central Europeo (2012: 5): “Cuentas en línea no reguladas que registran las transacciones de valor financiero entre nodos distribuidos a través de la Internet, diseñadas y reguladas por sus desarrolladores.”

Buró Federal de Investigaciones (FBI) (2012): “Es algo usado en la Internet y que circula como medio de cambio pero no se encuentra respaldado por el gobierno.”

Dorit Ron y Adi Shamir (2013: 1): “Son monedas digitales que no son emitidas por un gobierno, banco u organización y que dependen de protocolos criptográficos para su distribución en la red de los usuarios a fin de que éstos accedan a ellas, las almacenen y las transfieran.

Financial Crimes Enforcement Network (FinCEN) (2013): “Son unidades de cambio que operan como una moneda en determinados contextos, pero no poseen todos los atributos de una moneda real.”

Lawrence H. White (1997: 16): “El dinero digital consiste en balances informáticos, en una serie de dígitos codificados, que pueden ser transportados en una tarjeta “inteligente” plástica con un microchip, o mantenidos en el disco duro de una computadora.”

Ryan Straus (2013): “Las monedas digitales consisten solamente en un servicio financiero.”

 

 

Sin embargo los bienes aquí descritos no son monedas sino unidades de cambio que carecen del plus valorativo del Estado para ser consideradas como moneda. Lo anterior se encuentra respaldado por acciones regulatorias alrededor del orbe como en el caso de Alemania que califica a estas innovaciones como activos financieros o el caso de Canadá en dónde, a pesar de que se usa erróneamente el término, se gravan las actividades efectuadas a través de estas unidades como si fuera un trueque.

 

Ahora, a pesar de que los particulares innoven hacia proyectos más estables y confiables, es un hecho que tarde o temprano el Estado intervendrá e incluso también adoptará estas innovaciones, pero su estructuración no será sencilla como resultado del problema de definición arriba descrito, así como las diferencias culturales y tradiciones jurídicas que se encuentran en fricción bajo el paradigma mundial de Wallerstein (1976). Un paso en este sentido lo ha tomado la Junta de Comisionados de la Moneda de Singapur (BCCS por sus siglas en inglés) quien ha presentado un proyecto denominado Moneda de Curso Legal Electrónica de Singapur (SELT por sus siglas en inglés) por medio de la cual la Junta pretende enfrentar el problema de la banca libre y así proteger el seignorage de la autoridad emisora (Kok 2012).

 

Asimismo, considerando lo anterior, ciertos documentos como la Directiva 2009/110/EC del Parlamento y Consejo Europeo publicado en el Diario Oficial de la Unión Europea el 16 de septiembre de 2009, contemplan la necesidad de introducir una definición clara y precisa con la finalidad de cubrir todas las situaciones sin obstaculizar el desarrollo tecnológico y que cubra no sólo los desarrollos en uso al momento de su concepción sino todos los conceptos que pudieran derivar de los mismos en el futuro. Para tal efecto, y en apego a dicho espíritu, debemos plantear una nueva definición de moneda que nos permita homologar todos los cuerpos normativos existentes en la materia y no sólo limitarnos a la descripción y regulación de los canales por medio de los cuales estas innovaciones son creadas y transferidas.

 

sábado, 25 de mayo de 2013

Los "científicos" y la Democracia Financiera. Una advertencia histórica


Francisco Bulnes en su obra "El verdadero Díaz y la Revolución", hace una crítica a la banca de las "nobles" aspiraciones del pueblo mexicano, describiendo que la banca mexicana prestaba a todos, que su tarea era prestar, más prestar, siempre prestar, a aún cuando no les devolviesen el dinero. Este "científico" afirma que como resultado de lo anterior, se despertó un apetito de rapiña, de negocios y más negocios en cantidad muy superior a su crédito y generalmente los usuarios no cubrían con sus obligaciones en forma similar a lo que presenciamos durante la crisis Subprime norteamericana; y concluye que en México, los bancos eran máquinas de patriotismo, pues de acuerdo con las sagradas leyes de los amigos de los pobres, se declaró que debían servir para levantar muertos, agonizantes, brujas de la calle o capitalistas tronados.

En este mismo sentido José Yves Limantour, en 1908, se dirigió a los banqueros por medio de su circular del 10 de febrero con severas palabras que a continuación transcribo:

"Existe la idea muy difundida en las diversas clases sociales, de que las funciones de los bancos de emisión y de depósito, son las mismas que las de los bancos particulares y aún que las de los mismos prestamistas; que la principal carga que han obtenido los bancos, por el hecho por haber obtenido del gobierno una concesión, es el deber de prestar al público hasta el último centavo que tengan en caja; que toda persona que cree merecer confianza personal, o que posee propiedades más o menos valiosas o realizables, tiene derecho a exigir que se le faciliten fondos; que los bancos faltan a su misión, y por lo mismo incurren en la más severa censura, si rehusan hacer operaciones precisamente en los momentos de escasez de dinero, que es cuando cierran sus cuentas los banqueros particulares y los prestamistas.

"El enemigo más temible de las disponibilidades, es seguramente la "arraigada" costumbre de las operaciones a largo plazo. Pocas son las personas que al obtener fondos de un banco, cualquiera que sea la forma de las operaciones, tienen sinceramente el propósito de cubrir el adeudo en el plazo estipulado; y lo más curioso del caso es, que los mismos bancos están resueltos, desde un principio, a consentir en cuantas renovaciones pretenda el cliente, mientras la solvencia de éste no inspire desconfianza. El documento se extiende a tres o seis meses; pero en realidad la operación se hace tácitamente por tiempo indeterminado; y tan es así, que si por motivos especiales o porque lo requiere la situación general del país, se resiste un banco a renovar un documento o exige cuando menos un abono a cuenta, el documento del interesado es vivísimo y hasta no faltan casos en que se levanta un clamor público contra el establecimiento.

"Urge mucho poner un dique a estas falacias peligrosas, que mientras fueron de poca consideración las transacciones bancarias de la República, no ocasionaron graves inconvenientes, pero hoy que se cifran por millones de pesos cada día las operaciones que se efectúan en los bancos, son susceptibles de causar hondas perturbaciones en la marcha de dichos establecimientos."

Como se puede colegir de lo anterior, la demagogia de proyectos financieros democráticos puede gestar riesgo sistémico tal como expresé en mi entrada anterior. Como pueden apreciar caros lectores, no es la primera vez en la historia de México que se quiere fomentar la "Democracia Financiera", sólo basta recordar 1994.

jueves, 9 de mayo de 2013

El Riesgo Político de la Reforma Financiera Mexicana

Dicen que de buenas intenciones está hecho el camino al infierno. La Reforma Financiera presentada por el C. Presidente Enrique Peña Nieto se asemeja en gran medida al experimento político llevado a cabo en los Estados Unidos de Norteamérica, experimento que hoy conocemos como Democracia Financiera con el fin de apoyar medidas que acerquen los servicios financieros a una mayor parte de la población. 

Una medida que se inspira bajo un espíritu semejante al que encontramos en la editorial titulada "Minority Housing Gap; Fannie Mae, Freddie Mac Fall Short" publicada en 1999 en donde Martin Luther King III, hijo de aquél célebre líder defensor de los derechos civiles, lamentaba que gran parte de la población se encontraba marginada de las oportunidades que las nuevas innovaciones financieras generaban. Bajo este contexto particular, Andrew Cuomo respondió de manera agresiva incrementando los préstamos de Fannie y Freddie a las comunidades más marginadas, sin embargo, nunca existió un análisis serio que diese como resultado que dichas políticas benefician en gran medida a la población marginada del sector. Al contrario Gerard Caprio y Daniela Klingebiel toman 29 casos entre más de 100 crisis financieras desarrolladas en el mundo a partir de 1975 y nos presentan un estudio de factores macroeconómicos y microeconómicos que condujeron al desarrollo y evolución de las multicitadas crisis. Entre los factores macroeconómicos encontramos términos muy familiares como inflación, burbujas especulativas, salida de capitales, recesión y fallas en el comercio internacional, ningún término o concepto que nos vincule directamente a la Democracia Financiera, pero al ver los factores microeconómicos estudiados por Caprio y Klingebiel entre los que encontramos regulaciones laxas, expansión indisciplinada del crédito, retiros masivos de depósitos, fraude, obligaciones insolutas, interferencia política y administración financiera deficiente, podemos colegir inmediatamente que dichos factores han sido predominantes en la mayoría de las crisis a las que se han enfrentado todos aquellos sistemas que se dejan llevar por la exuberancia irracional tal como pudimos atestiguar de primera mano durante el desarrollo de la crisis del 94 en donde el desregulación financiera repentina, la firma del TLCAN e índices inflacionarios de un solo dígito condujeron a una expansión crediticia irresponsable que derivó en portafolios bancarios extremadamente riesgosos en un entorno donde la regulación “graquiana” favorecía de sobremanera a los deudores.

Adicionalmente, tal como fue expresado por el presidente de la ABM, Javier Arrigunaga, para CNNExpansión, seguramente teniendo en mente el caos provocado por los créditos quirografarios en 1994, "la combinación de un Estado de Derecho más fuerte, mayor crecimiento económico, más competencia, certeza jurídica a la inversión, pero que también los jugadores sepan que la inversión está protegida y que tienen la posibilidad de ver hacia adelante cuáles van a ser las reglas del juego, son factores que permiten una mayor expansión del crédito"

Como se puede apreciar, el desafío para Enrique Peña Nieto en este sector es muy grande, no debe caer en tentaciones "graquianas" que lo lleven a fomentar la expansión de crédito irresponsable. Estos cursos de acción tiene un espíritu noble, quienes lo respaldan buscan ayudar a todas aquellas personas que se encuentran en un estado vulnerable en ausencia del crédito. Desafortunadamente, si nos dejamos llevar por este impulso, cuyas raíces se encuentran en la visceralidad de un proyecto político, no financiero, nos encontraremos impedidos para generar instituciones saludables y nos pondremos en manos de dos riesgos principales: la politización de la ayuda y la corrupción que ha caracterizado a iniciativas respaldadas por instituciones como Banrural.



domingo, 7 de abril de 2013

La burbuja del Bitcoin

En entradas anteriores, en particular aquella que se titula "La Moda Austriaca" (http://israelcedillol.blogspot.mx/2012/11/la-moda-austriaca.html) dejé de manifiesto que los proyectos "democráticos" como Bitcoins obedecen a un impulso irracional originado por la aversión hacia los intermediarios tradicionales después del colapso de Lehman Brothers fundamentando los mismos en la teoría de la banca libre planteada por F.A. Hayek. Bajo el mismo espíritu de aversión, durante las negociaciones del rescate bancario de Chipre se habló, con base en las pasiones del momento, introducir y fomentar el uso de Bitcoins en ese país, tal como se puede apreciar a través de la instalación del primer cajero de Bitcoins en el mundo, el cual sería bidireccional, es decir, se podrían canjear Bitcoins por moneda de curso legal y viceversa.

En el contexto de la primera semana de abril de 2013, en donde más de $1,400M de dólares de Bitcoins circulaban en la red, una cantidad que supera el valor del "stock" monetario de países como Islandia (corona), Liberia (dólares liberianos), Uruguay (peso) y Bután  (Ngultrum), el tema de las unidades de cambio digitales está en boca de todo mundo e incluso se especula la existencia de una burbuja especulativa, opinión con la cual coincido. Estas unidades de cambio, que no cuentan con el respaldo de un banco central u otra autoridad, son el resultado de pasiones viscerales que se verán conducidas a uno de dos escenarios: 1) o alguna autoridad las adopta y regula (algo que veo poco probable) o 2) la burbuja explotará y dicha innovación quedará exiliada a los ámbitos académicos.


El viernes (5 de febrero de 2013) un Bitcoin operaba con un valor unitario de $135, aproximándose a los $150 durante la semana, algo increíble si consideramos que a inicios de febrero esta unidad de cambio valía $20, un fenómeno que lleva a muchos a colegir que los "espíritus animales" de Keynes fueron liberados por la crisis bancaria en Chipre. A final de cuentas un fenómeno irracional.


Las aparentes ventajas de los Bitcoins también son su debilidad. Nadie quiere arriesgarse a perder millones de dólares en Bitcoins de la noche a la mañana (véase el caso "All In Vain" del 12 de junio de 2011) sin tener la garantía y certeza que da una institución como el banco central. Lo anterior deriva principalmente del hecho de que el código fuente es gratuito y público por lo que se encuentra disponible para hackers y usuarios por igual, además de que la custodia de dichas unidades de cambio requiere niveles de seguridad informáticos superiores a los utilizados por el usuario promedio.

Hay muchas cosas que se pueden hacer con los Bitcoins: los puedes convertir en una variedad de divisas, se puede apostar con ellos en casinos virtuales, puedes adquirir bienes  en determinados sitios web,  los puedes transferir a la economía real pagando con ellos servicios en hoteles y restaurantes, e incluso, algo que es de gran preocupación, puedes adquirir bienes de naturaleza ilegal. Por ejemplo, en el estado de Texas, alguien afirma que vendió un Porsche Cayman S 2007 por 300 Bitcoins; y en mayo de 2010, un programador de nombre Laszlo, ofertó a través de un foro en línea un par de pies por la cantidad de 10,000 Bitcoins. En aquel entonces dicha transacción tuvo el valor de $41, hoy valdría $1.4M.

Ahora bien, ¿porqué todo mundo espera una burbuja sobre los Bitcoins? bueno, la respuesta es muy sencilla: la cobertura de los medios sociales. Cada vez que los Bitcoins alcanzan un máximo histórico, nuevos usuarios se unen a la moda Austriaca y llevan el valor de éstas unidades de cambio aún más alto tal como se puede apreciar en la gráfica que refleja la relación existente entre el valor y el número de Tweets dedicados a la referida unidad.



A pesar de lo atractivo de esta tendencia, esto representa un gran problema. Me atrevo a afirmar que la burbuja de los Bitcoins ha llegado a niveles insostenibles y requerirá de nuevos inversionistas que no llegarán antes de un colapso que podría presentarse en aproximadamente un mes, más si consideramos que son activos sujetos a deflación y el creciente interés regulatorio que asustará a algunos seguidores de la doctrina de Hayek.

Con relación al primer problema, si millones de personas empiezan a usar Bitcoins el valor de la unidad sería estratosférica lo cual me lleva a pensar, al igual que a Félix Salmon, que estaríamos frente a un escenario de hiperdeflación. Tome, caro lector, por ejemplo un commodity valuado en $200,000. A un precio de $20 por Bitcoin, el valor de ese commodity sería de $10,000 Bitcoins. Ahora supongamos que el valor de la multicitada unidad llegáse a $200, luego a $2,000 y posteriormente a $20,000, esto traería como consecuencia una contracción en el valor del commodity de referencia primero 1,000 Bitcoins, luego a 100 y finalmente a 10 unidades digitales; situación que se agravaría si dicho commodity fuero oro, plata u otro de gran relevancia.

Con relación al segundo punto, la regulación paulatina romperá el encanto bajo el cual se encuentran los usuarios y promotores de un sistema que no se materializará bajo las premisas de Hayek. Algunos intentos regulatorios plantean la opción de que unidades de cambio digitales como los Bitcoins se sujeten al tratamiento que reciben las monedas extranjeras tal como podemos apreciar en el documento titulado "Application of FinCENs Regulations to Persons Administering, Exchanging, or Using Virtual Currencies" emitido por la agencia denominada  Financial Crimes Enforcement Network. La razón de estas iniciativas deriva del hecho de que dependemos de sobremanera de instituciones que son la materialización de la confianza y la seguridad: los bancos. A pesar de la aversión presente, los servicios financieros tradicionales cuentan con el respaldo soberano y le dan certeza a los usuarios alrededor del mundo, situación que no sucede con los Bitcoins, en este sentido se tratan de una propuesta antidemocrática ya que depende del capricho de particulares y se "regulan" con base en sus pasiones. En conclusión, los Bitcoins al ser una moda pasajera, nunca serán el medio de pago global que muchos envisionan

domingo, 31 de marzo de 2013

El Discurso de las Profecías de la Federación. Fray Servando Teresa de Mier (1823)


José Servando Teresa de Mier Noriega y Guerra
Se nos ha censurado de que proponíamos un gobierno federál, en el nombre, y central en la realidad. Yo he oído hacer la misma crítica del proyecto constitucional de la nueva comisión. Pero ¿qué no hay más de un modo de federarse? Hay federación en Alemania, la hay en Suiza, la hubo en Holanda, la hay en los Estados Unidos de América, en cada parte ha sido o es diferente, y aun puede haberla de otras varias maneras. Cuál sea la que a nosotros contenga hoc opus, hic labor est. Sobre este objeto va a girar mi discurso. La antigua comisión opinaba, y yo creo todavía, que la federación a los principios debe ser muy compacta, por ser así más análoga a nuestra educación y costumbres, y más oportuna para la guerra que nos amaga, hasta que pasadas estas circunstancias en que necesitamos mucha unión, y Progresando en la carrera de la libertad, podamos, sin peligro, ir soltando las andaderas de nuestra infancia política hasta llegar al colmo de la perfección social, que tanto nos ha arrebatado la atención en los Estados Unidos.
La prosperidad de esta república vecina ha sido, y está siendo el disparador de nuestra América porque no se ha ponderado bastante la inmensa distancia que' media entre ellos y nosotros. Ellos eran ya Estados separados e independientes unos de otros, y se federaron para unirse contra la opresión de la Inglaterra; federarnos nosotros estando unidos, es dividirnos y atraernos los males que ellos procuraron remediar con esa federación. Ellos habían vivido bajo una constitución que con sólo suprimir el nombre de rey es la de una república: nosotros encorvados 300 años bajo el yugo de un monarca absoluto, apenas acertamos a dar un paso sin tropiezo en el estudio desconocido de la libertad somos como niños a quienes poco ha se han quitado las fajas, o como es clavos que acabamos de largar cadenas inveteradas. Aquél era un pueblo nuevo, homogéneo, industrioso, laborioso, ilustrado y lleno de virtudes sociales, como educado por una nación libre; nosotros somos un pueblo viejo, heterogéneo, sin industria, .enemigos del trabajo y queriendo vivir de empleos como los españoles tan ignorante en la masa general como nuestros padres, y carcomido de los vicios anexos a la esclavitud de tres centurias. Aquél es un pueblo pesado, sesudo, tenaz; nosotros una nación de veletas, si se me permite esta expresión; tan vivos como el azogue y tan movibles como él. Aquellos Estados forman a la orilla del mar una faja litoral y cada uno tiene los puertos necesarios a su comercio; entre nosotros sólo en algunas provincias hay algunos puertos o fondeaderos, y la naturaleza misma, por decirlo así, nos ha centralizado.
Que me canso en estar indicando a V. Sob. la diferencia enorme de situación y circunstancias que ha habido y hay entre nosotros y ellos, para deducir de ahí que no nos puede convenir su misma federación, si ya nos lo tiene demostrado la experiencia en Venezuela, en Colombia. Deslumbrados como nuestras provincias con la federación próspera de los Estados Unidos, la imitaron a la letra y se perdieron. Arroyos de sangre han corrido diez años para medio recobrarse y erguirse, dejando tendidos en la arena casi todos sus sabios y casi toda su población blanca. Buenos Aires siguió su ejemplo; y mientras estaba envuelto en el torbellino de su alboroto interior, fruto de la federación, el Rey del Brasil, se apoderó impunemente de la mayor y mejor parte de la república. ¿Serán perdidos para nosotros todos esos sucesos? ¿No escarmentamos sobre la cabeza de nuestros hermanos del sur, hasta que truene el rayo sobre la nuestra, cuando ya nuestros males no tengan remedio o nos sea costosísimo? Ellos escarmentados se han centralizado: ¿nosotros nos arrojaremos sin temor al piélago de sus desgracias, y los imitaremos en su error en vez de imitarlos en su arrepentimiento? Querer desde el primer ensayo de la libertad remontar hasta la cima de la perfección social, es la locura de un niño que intentase hacerse hombre perfecto en un día. Nos agotaremos en el esfuerzo, sucumbiremos bajo una carga desigual a nuestras fuerzas. Yo no sé adular ni temo ofender, porque la culpa no es nuestra sino de los españoles; pero es cierto que en las más de las provincias apenas haya hombres aptos para enviar al Congreso General; y quieran tenerlos para congresos provinciales, poderes ejecutivos y judiciales, ayuntamientos, etc., etc. No alcanzan las provincias a pagar sus diputados al Congreso Central, iy quieren echarse a cuestas todo el tren y el peso enorme de los empleados de una soberanía!
¿Y qué hemos de hacer, se nos responderá, si así lo quieren, así lo piden? Decirles lo que Jesucrito a los hijos ambiciosos del Zebedeo: No sabéis lo que pedís: nescitis quid petatis. Los pueblos nos llaman sus padres, tratémoslos como a niños que piden lo que no les conviene: nescitis quid petatas. "Se necesita valor, dice un sabio político, para negar a un pueblo entero; pero es necesario a veces contrariar su voluntad para servirlo mejor. Toca a sus representantes ilustrarlo y dirigirlo sobre sus intereses, o ser responsable de su debilidad."Al pueblo se le ha de conducir, no obedecer. Sus diputados no somos mandaderos, que hemos venido aquí a tanta costa y de tan largas distancias para presentar el billete de nuestros amos. Para tan bajo encargo sobraban lacayos en las provincias o corredores en México. Si los pueblos han escogido hombres de estudios e,integridad para enviarlos a deliberar en un Congreso General sobre sus más caros intereses, es para que acopiando luces en la reunión de tantos sabios decidamos lo que mejor les convenga; no para que sigamos servilmente los cortos alcances de los provincianos circunscritos en sus territorios. Venimos al Congreso General para ponernos como sobre una atalaya, desde donde columbrando el conjunto de la nación, podamos proveer con mayor discernimiento a su bien universal. Somos sus árbitros y compromisarios, no sus mandaderos. La soberanía reside esencialmente en la nación, y no pudiendo ella en masa elegir sus diputados, se distribuye la elección por las provincias; pero una vez verificada, ya no son los electos diputados precisamente de tal o tal provincia, sino de toda la nación. Este es el axioma reconocido de cuantos publicistas han tratado del sistema representativo. De otra suerte el diputado de Guadalajara no pudiera legislar en México, ni el de México determinar sobre los negocios de Veracruz. Si, pues, todos y cada uno de los diputados lo somos de toda la nación, ¿cómo puede una fracción suya limitar los poderes de un diputado general? Es un absurdo, por no decir una usurpación de la soberanía de la nación.
Yo he oído atónito aquí a algunos señores de Oáxaca y Jalisco, decir que no son dueños de votar como les sugiere su convicción y conciencia, que teniendo limitados sus poderes no son plenipotenciarios o representantes de la soberanía de sus provincias. En verdad, nosotros los hemos recibido aquí como diputados, porque la elección es quien les dió el poder, y se los dió para toda la nación; el papel que abusivamente se llama poder, no es más que una constancia de su legítima elección; así como la ordenación es quien da a los presbíteros la facultad de confesar, lo que se llama licencia no es más que un testimonio de su aptitud para ejercer la facultad que tiene por su carácter. Aquí de Dios. Es una regla sabida del derecho, que toda condición absurda o contradictoria o ilegal que se ponga en cualquier poder, contrato, etc., o la anula e irrita, o debe considerarse como no puesta. Es así que yo he probado que la restricción puesta por una provincia en los poderes de un diputado de toda la nación es absurda. Es así que es contradictorio, porque implica Congreso Constituyente con bases ya constituidas cualesquiera que sean, como de república federada se determina ya en esos poderes limitados. Es así que es ilegal, porque en el decreto de convocatoria está prohibida toda restricción. Luego, o los poderes que la traen son nulos y los que han venido con ellos deben salir luego del Congreso, o debe considerarse como no puesta, y esos diputados quedan en plena libertad para sufragar como los demás, sin ligamen alguno. Yo no alcanzo qué respuesta sólida se puede dar a este argumento.
Pero volviendo a nuestro asunto: ¿es cierto que la nación. quiere república federada y en los términos que intente dársenos por el artículo 6? ? Yo no quisiera ofender a nadie; pero me parece que algunos inteligentes en las capitales, previendo que por lo mismo han de recaer en ellos los mandos y los empleos de las provincias, son los que quieren esa federación y han hecho decir a los pueblos que la quieren. Algunos señores diputados se han empeñado en probar que las provincias quieren república federada; pero ninguno ha probado, ni probará jamás, que quieran tal especie de federación angloamericana, y más que angloamericana. ¿Cómo han de querer los pueblos lo que no conocen? Nihil volitum quin prae congnitum. Llámense cien hombres, no digo de los campos, ni de los pueblos donde apenas hay quien sepa leer, ni que existen siquiera en el mundo angloamericanos, de México mismo, de esas galerías háganse bajar cien hombres, pregúnteseles qué casta de animal es república federada, y doy mi pescuezo si no responden treinta mil desatinos. iY esa es la pretendida voluntad general con que se nos quiere hacer comulgar como a niños! Esa voluntad general numérica es un sofisma, un mero sofisma, un sofisma que se puede. decir reprobado por Dios cuando dice en las Escrituras: "No sigas a la turba para obrar el mal, ni descanses en el dictamen de la multitud para apartarte del sendero de la verdad."Ne sequaris turbam and faciendunr calum, nec in judicio plurimorum acquiescas sententiae, ut a yero devies.
Esa voluntad general es la que alegaba en su favor Iturbide, y podía fundarla en todos los medios comunes de establecerla, vítores, fiestas, aclamaciones, juramentos, felicitaciones, de todas las corporaciones de la nación, que se competían en tributarle homenajes, e inciensos, llamándole libertador, héroe, ángel tutelar, columna de la religión, el (mico hombre digno de ocupar el trono de Anáhuac. A fe mía que no dudaba ser ésta la voluntad general uno de los más fogosos defensores de la federación que se pretende, cuando pidió aquí la coronación de Iturbide.
¿Y era esa la voluntad general? Señor, no era la voluntad legal, única que debe atenderse. Tal es la que emiten los representantes legítimos del pueblo, sus árbitros, sus compromisarios, deliberando en plena y entera libertad: como aquélla es la voluntad y creencia de los fieles, la que pronuncian los obispos y presbíteros sus representantes en un concilio o congreso libre y general de la Iglesia, de la cual se ha tomado el sistema representativo desconocido de los antiguos. El pueblo siempre ha sido víctima de la seducción de los demagogos
turbulentos; y así su voluntad numérica es un fanal muy obscuro, una brújula muy incierta. Lo que ciertamente quiere el pueblo es su bienestar, en esto no cabe equivocación; pero la habría muy grande y perniciosa si se quisiera, para establecerle este bienestar, seguir por norma la voluntad de hombres groseros e ignorantes, cual es la masa general del pueblo, incapaces de entrar en las discusiones de la política, de la economía y del derecho público. Con razón, pues, el anterior Congreso, después de una larga y madura discusión, mandó que se diesen a los diputados los poderes para constituir a la nación según ellos entendiesen ser la voluntad general.
Esa voluntad general numérica de los pueblos, esa degradación de sus representantes hasta mandaderos y órganos materiales, ese estado natural de la nación, tantas otras iguales zarandajas con que nos están machacando las cabezas los pobres políticos de las provincias, no son sino los principios ya rancios, carcomidos y detestados con que los jacobinos perdieron a la Francia, han perdido a la Europa y cuantas partes de nuestra América han abrazado sus principios. Principios, si se quiere metafísicamente verdaderos; pero inaplicables en la práctica, porque consideran al hombre en abstracto, y tal hombre no existe en la sociedad. Yo también fui jacobino, y consta en mis dos Cartas de un Americano al Español en Londres, porque en España no sabíamos más que lo que habíamos aprendido en los libros revolucionarios de la Francia. Yo la vi 28 años en una convulsión perpetua, veía sumergidos en la misma a cuantos pueblos adoptaban sus principios; pero como me parecían la evidencia misma, trabajaba en buscar otras causas a quienes atribuir tanta desunión, tanta inquietud y tantos males. Fui al cabo a Inglaterra, la cual permanecía tranquila en medio de la Europa alborotada como un navío encantado en medio de una borrasca general. Procuré averiguar la causa de este fenómeno; estudié en aquella vieja escuela de política práctica, lei sus Burjes, sus Paleis, sus Bentham y otros muchos autores, oi a sus sabios y quedé desengañado de que el daño provenía de los principios jacobinos. Estos son la caja de Pandora donde están encerrados los males del universo. Y retrocedí espantado, cantando la palinodia, como ya lo había hecho en su tomo 6? mi célebre amigo el español Blanco White.
Si sólo se tratase de insurgir a los pueblos contra susgobernantes, no hay medio más a propósito que dichos principios, porque lisonjean el orgullo y vanidad natural del hombre, brindándole con un cetro que le han arrebatado manos extrañas. Desde que uno lee los primeros capítulos del Pacto Social/deRousseau, se irrita contra todo gobierno como contra una usurpación de sus derechos; salta, atropella y rompe todas las barreras, todas las leyes, todas las instituciones sociales establecidas para contener sus pasiones, como otras tantas trabas indignas de su soberanía. Pero como cada uno de la multitud ambiciona su pedazo, y ella en la sociedad es indivisible, ellos son los que se dividen y despedazan se roban, se saquean, se matan, hasta que sobre ellos cansados o desolados, se levanta un déspota córonado, o un demagogo hábil y los enfrena con un cetro, no metafísico, sino de hierro verdadero; paradero último de la ambición de los pueblos y de sus divisiones intestinas.
Ha habido, hay, y yo conozco algunos demagogos de buena fe, que seducidos ellos mismos por la brillantez de los principios y la belleza de las teorías jacobinas, se imaginan que dado el primer impulso al pueblo, serán dueños de contenerlo, o el pueblo se contendrá como ellos mismos en una raya razonable. Pero la experiencia ha demostrado que una vez puestos los principios, las pasiones sacan las consecuencias; y los mismos conductores del pueblo que rehúsan acompañarlo en el exceso de sus extravíos, cargados de nombres oprobiosos, como desertores y apóstatas de liberalismo y de la buena causa, son los primeros que perecen ahogados entre las tumultuosas olas de un pueblo desbordado. iCuántos grandes sabios y excelentes hombres expiraron en la guillotina levantada por el pueblo francés, después de haber sido sus jefes y sus ídolos!
¿Qué, pues, concluiremos de todo esto? , se me dirá. ¿Quiere usted que nos constituyamos en una república central? No. Yo siempre he estado por la federación, pero una federación razonable y moderada, una federación conveniente a nuestra poca ilustración y a las circunstancias de una guerra inminente, que debe hallarnos muy unidos. Yo siempre he opinado por un medio entre la confederación laxa de los Estados Unidos, cuyos defectos han patentizado muchos escritores, que allá mismo tiene muchos antagonistas, pues el pueblo está dividido entre federalistas y demócratas: un medio, digo, entre la federación laxa de "los Estados Unidos y la concentración peligrosa de Colombia y del Perú: un medio en que dejando a las provincias las facultades muy precisas para proveer a las necesidades de su interior, y promover su prosperidad, no se destruya a la unidad, ahora más que nunca indispensable, para hacernos respetables y temibles a la Santa Alianza, ni se enerve la acción del gobierno, que ahora más que nunca debe ser enérgica, para hacer obrar simultánea y prontamente todas las fuerzas y recursos de la nación. Medio titussimus ibis. Este esmi voto y mi testamento político.
Dirán los señores de la comisión, porque ya alguno me lo ha dicho, que ese medio que yo opino es el mismo que sus señorías han procurado hallar, pero con licencia de su talento, luces y sana intención, de que no dudo, me parece que no lo han encontrado todavía. Han condescendido con los principios anárquicos de los jacobinos, la pretendida voluntad general numérica o quimérica de las provincias y la ambición de sus demagogos. Han convertido en liga de potencias la federación. de nuestras provincias. Dese a cada una esa soberanía parcial, y por lo mismo ridícula, que se propone en el artículo 6? , y ellas se la tomarán muy de veras. Cogido el cetro en las manos, ellas sabrán de diestro a diestro burlarse de las trabas con que en otros artículos se pretende volvérsela ilusoria. Sanciónese el principio que ellas sacarán las consecuencias y la primera que ya dedujo expresamente Querétaro, es no obedecer de V. Sob. y del gobierno sino lo que les tenga cuenta. Zacatecas instalando su congreso contituyente, ya prohibió se le llamase provincial. Jalisco publicó unas instrucciones para sus diputados que eluden la convocatoria, y contra lo que en ésta se mandó, tres provincias limitaron a los suyos los poderes, y estamos casi seguros de que la de Yucatán no será tan obediente. Son notorios los excesos a que se han propasado las provincias desde que se figuraron soberanas. ¿Qué será cuando las autorice el Congreso General? iAh! ni en éste nos hallaríamos si no se les hubiera aparecido un ejército.
No hay que espantarse, me dicen, es una cuestión de nombre. Tan reducida queda por otros artículos la soberanía de los Estados, que viene a ser nominal. Sin entrar en lo profundo de la cuestión, que es propia del artículo 6°, y de mostrar que residiendo la soberanía esencialmente en la nación, no puede convenir a cada una de las provincias que está ya determinado la componen; yo convengo en que todo país que no se basta a sí mismo para repeler toda agresión exterior, es un soberanuelo ridículo y de comedia. Pero el pueblo se atiene a los nombres, y la idea que el nuestro tiene del nombre de soberanía es la de un poder supremo y absoluto, porque no ha conocido otra alguna. Con esto basta para que los demagogos lo embrollen, lo irriten a cualquier decreto, que no les acomode, del gobierno general, y lo induzcan a la insubordinación, la desobediencia, el cisma y la anarquía. Si no es ese el objeto, ¿para qué tantos fieros y amenazas si no les concedemos esa soberanía nominal? de suerte que Jalisco hasta no obtenerla se ha negado a prestarnos auxilios párala defensa común en el riesgo que nos circunda. Aquí ha_y misterio: latet anguis, cavete.
Bien expreso está en el mismo artículo 6° , se me dirá, que esa soberanía de las provincias es sólo respectiva a su interior. En ese sentido también un padre de familia se puede llamar soberano en su casa. ¿Y qué diríamos si alguno de ellos se nos viniese braveando porque no expidiésemos un decreto que sancionase esa soberanía nominal respectiva a su familia? Latet anguis cavete, iterum dico, cavete. Eso del interior tiene una significación tan vaga como inmensa, y sobrarán intérpretes voluntarios, que alterando el recinto de los congresos provinciales, según sus intereses, embaracen a cada paso y confundan al gobierno central. Ya ésta provincia cree de su resorte interior restablecer aduanas marítimas y nombrar sus empleados; aquélla se apodera de los caudales de la minería o del estanco del tabaco, y aun de los fondos de las misiones de Californias: una levanta regimientos para oponerlos a los del supremo poder ejecutivo, otras dos reducen en sus planes todo el gran quehacer de éste y del Congreso General a tratar con las potencias extranjeras y sus embajadores. Muchas gracias. No nos dejamos alucinar, señor: acuérdese V. Sob. que los nombres son todo para el pueblo, y que el de Francia con el nombre de soberano todo lo arruinó, lo saqueó, lo asesinó y lo arrasó.
No, no. Yo estoy por el proyecto de bases del antiguo Congreso. Allí se da al pueblo la federación que pide, si la pide; pero organizada de la manera menos dañosa, de la manera más adecuada, como antes dije ya, a las circunstancias de nuestra poca ilustración, y de la guerra que pende sobre nuestras cabezas, y exige para nuestra defensa la más perfecta unión. Allí también se establecen congresos provinciales aunque no tan soberanos; pero con atribuciones suficientes para promover su prosperidad interior, evitar la arbitrariedad del gobierno en la provisión de empleos y contener los abusos de los empleados. En esos congresos irán aprendiendo las provincias la táctica de las asambleas y el paso de marcha en el camino de la libertad, hasta que progresando en ella, cesando el peligro actual y reconocida nuestra independencia, la nación revisase su constitución, y guiada por la experiencia fuese ampliando las facultades de los congresos provinciales, hasta llegar sin tropiezo al colmo de la perfección social. Pasar de repente de un extremo al otro, sin ensayar bien el medio, es un absurdo, un delirio; es determinar, en una palabra, que nos rompamos las cabezas. Protesto ante los cielos y la tierra que nos perdemos si no se suprime el artículo de soberanías parciales. Actum est de republica. Señor, por Dios, ya que queremos imitar a los Estados Unidos en la federación, imitémoslos en la cordura con que suprimieron el artículo de Estados soberanos en su segunda constitución.
Señor, a mí no me infunden miedo los tiranos. Tan tirano puede ser el pueblo como un monarca; y mucho más violento, precipitado y sanguinario, como lo fue el de Francia en su revolución y se experimenta en cada tumulto; y si yo no temí hacer frente a Iturbide a pesar de las crueles bartolinas en que me sepultó y de la muerte con que me amenazaba, también sabré resistir a un pueblo indócil que intenta dictar a los padres de la patria como oráculos sus caprichos ambiciosos, y se niegue a estar en la línéa demarcada por el bien y utilidad general.
Nec civium ardor prava jubentium Nec vultus instantes tyrani Mente quatit solida.
Habrá guerra civil, se me objetará, si no concedernos a las provincias lo que suena que quieren. ¿Y qué no hay esa guerra ya?
Seditione, dolis, scelere, atque libídine, el ria, Iliacos intra muros peccatur, et extra.
Habrá guerra civil, ¿y tardará en haberla si sancionamos esa federación, o más liga y alianza de soberanos independientes? Si como dice el proverbio, dos gatos en un saco son incompatibles, ¿habrá larga paz entre tanto soberanillo, cuyos intereses por la contigüedad han de cruzarse y chocarse necesariamente? ¿Es acaso menos ambicioso un pueblo soberano que un soberano particular? Dígalo el pueblo romano, cuya ambición no paró hasta conquistar el mundo. A esto se agrega la suma desigualdad de nuestros pretendidos principados. Una provincia tiene un millón y medio, otra sesenta mil habitantes: unas medio millón, otras poco más de tres mil como Texas; y ya se sabe que el peje grande, siempre, siempre se ha tragado al chico. Si intentamos igualar sus territorios, por donde deberíamos comenzar en caso de esa federación, ya tenemos guerra civil; porque ninguna provincia sufrirá que se le cercene su terreno. Testigos los cañones de Guadalajara contra Zapotián, y sus quejas sobre Colima, aunque según sus principios, tanto derecho tienen estos partidos para separarse de su anterior capital, como Jalisco para haberse constituido independiente de su antigua metrópoli. Provincias pequeñas, aunque no en ambición, también rehúsan unirse a otras grandes. Aquí se ha leído la representación de Tlaxcala contra su unión a Puebla. Consta en las instrucciones de varios dipu. tados, que otras provincias pequeñas tampoco quieren unirse a otras iguales para formar un Estado; sea por la ambición de los capataces de cada una, o sea por antiguas rivalidades locales. De cualquier manera todo arderá en chismes, envidias y divisiones; y habremos menester un ejército que ande de Pilatos a Herodes para apaciguar las diferencias de las provincias, hasta que el mismo ejército nos devore según costumbre, y su general se nos convierta en emperador, o a río revuelto nos pesque un rey de la Santa Alianza. Et irit novissimus error peior priore.
Importa que esa alianza, santa por antífrasis, nos halle constituidos:. si no, somos perdidos. Mejor y más pronto lo seremos, digo yo, si nos halla constituidos de la'manera que se intenta. Lo que importa es que nos halle unidos, y por lo mismo más fuertes, virtus unita fortior; pero esa federación va a desunirnos y a abismarnos en una archipiélago de discordias. Del modo que se intenta constituirnos, ¿no lo estaban Venezuela, Cartagena y Cundinamarca? Pues entonces fue precisamente cuando, a pesar de tener a su cabeza un general como Miranda, por las rémoras de la federación (Aunque hayan intervenido otras causas secundarias) un quidam, Monteverde, con un puñado de soldados destruyó, con un paseo militar, la república de Venezuela, y poco después Morillo, que sólo había sido un sargento de marina, hizo lo mismo con las repúblicas de Cartagena y Santa Fe. De la misma manera que se intenta constituirnos, lo intentaron las provincias de Buenos Aires sin sacar otro fruto en muchos años que incesantes guerras civiles, y mientras se batían por sus partículas de soberanía, el Rey de Portugal extendió la guerra sin contradicciones sobre Montevideo y el inmenso territorio de la' izquierda del río de la Plata. Observan viajeros juiciosas que tampoco los Estados Unidos podrían sostenerse contra una potencia central que los atacase en su continente, porque toda la federación es débil por su naturaleza, y por eso no han podido adelantar un paso por la parte limítrofe del Canadá dominado por la Inglaterra. Lejos, pues, de garantizarnos la federación propuesta contra la Santa Alianza, servirá para mejor asegurarle la presa. Divide ut imperes.
Cuando al concluir el doctor Becerra su sabio y juicioso voto, se le oyó decir, que no estábamos aún en sazón de constituirnos, y debía dejarse este negocio gravísimo para cuando estuviese más ilustrada la nación y reconocida nuestra independencia; vi a varios sonreír de compasión, como si hubiese proferido un desbarro. Y sin embargo, nada dijo de extraño. Efectivamente los Estados Unidos no se constituyeron hasta concluida la guerra con la Gran Bretaña, y reconocida su independencia por ella, Francia y España. ¿Y con qué se rigieron mientras? Con las máximas heredadas de sus padres; y aun la constitución que después dieron no es más que una colección de ellas. ¿Dónde está escrita la constitución de Inglaterra? En ninguna parte. Cuatro o cinco artículos fundamentales, como la ley de habeas corpus componen su constitución. Aquella nación sensata no gusta de principios generales ni máximas abstractas, porque son impertinentes para el gobierno del pueblo, y sólo sirven para calentar las cabezas y precipitarlo a conclusiones erróneas. Es propio del genio cómico de los franceses fabricar constituciones dispuestas como comedias por escenas, que de nada les han servido. En treinta años de revolución formaron casi otras tantas constituciones y todas no fueron más que el almanaque de aquel año. Lo mismo sucedió con las varias que se dieron a Venezuela y Colombia. ¿Y por qué? , porque aún no estaban en estado de constituirse, sino de ilustrarse y batirse contra el enemigo exterior, como lo estamos nosostros. ¿Y mientras con qué nos gobernamos? , con lo mismo que hasta aquí, con la constitución española, las leyes que sobran en nuestros códigos no derogados, los decretos de las Cortes Españolas hasta el año de 20 y las del Congreso que ha ido e irá modificando todo esto conforme al sistema actual y a nuestras circunstancias. Lo único que nos falta es un decreto de V, Sob. al supremo poder ejecutivo para que haga observar todo eso. Si esta amenazando disolución al Estado, es porque tenemos con la falta de este decreto paralizado al gobierno.
No, no es la falta de constitución y leyes lo que se trae entre manos con tanta agitación, es el empeño de arrancarnos el decreto de las soberanías parciales, para hacer después en las provincias cuanto se antoje a sus demagogos. Quieren los enemigos del ordenque consagremos el principio para desarrollar las consecuencias que ocultan en sus corazones, embrollar con el nombre al pueblo y conducirlo a la disensión, al caos, a la anarquía, al enfado y a la detestación del sistema republicano, a la anarquía, a los Borbones o a Iturbide. Hay algo de esto en el mitote a que han provocado al inocente pueblo de algunas provincias. Yo tiemblo cuando miro que en aquellas donde más arde el fuego, están a la cabeza del gobierno y de los negocios los iturbidistas más fogosos y declarados. No quiero explicarme más: al buen entendedor pocas palabras.
Guardémonos, señor, de condescender a cada grito que resuene en las provincias equivocadas, porque las echaremos a perder como un niño mimado cuyos antojos no tienen término. Guardémonos de que crean que nos intimidan sus amenazas, porque cada día crecerá el atrevimiento y se multiplicarán los charlatanes. Guardaos, decía Cayo Claudio al Senado Romano, de acceder a lo que pide el puebloSmientras se mantenga armado sobre el monte Aventino, porque cada día formará una nueva empresa hasta arruinar la autoridad del Senado y destruir la república. A la letra se cumplió la profecía.
¡Firmeza, padres de la patria! Deliberad en una calma prudente, según el consejo de Augusto, festina len te; dictad impávidos la constitución que en Dios y en vuestra conciencia creais convenir mejor al bien universal de la nación, y dejad al cuidado del gobierno hacerla obedecer. El no cesa de protestar que tiene las fuerzas y medios suficientes para obligar al cumplimiento de cuanto V. Sob. decrete, sea lo que fuere, si lo autoriza para emplearlos. También Washington levantó la espada para hacer a la provincia de Maryland obedecer la segunda constitución, si vis pacem, para bellum. No hay mejor ingrediente para la docilidad: si vis pacem, para bellum. Y no tendremos mucho qué hacer porque no son nuestros pueblos por su naturaleza indocilísimos, ni resisten ellos las providencias, sino algunos demagogos o ambiciosos, que no pudiendo figurar en la metrópoli, han ido a engañar las provincias, para alborotarlas y tomar su voz, para hacerse respetables y medrar en sus própios intereses, st vis pacem, para bellum.
Cuatro son las provincias disidentes, y si quieren separarse, que se separen, poco mal y chico pleito. También los padres abandonan a hijos obstinados, hasta que desengañados vuelven representando el papel del hijo pródigo. Yo no dudo que al cabo venga a suceder con esas provincias lo que a las de Venezuela y Santa Fe. También allá metieron mucho ruido para constituirse en Estados Soberanos, y después de desgracias incalculables; enviando al Congreso General de Cúcuta sus diputados para darse una nueva constitución, que los librase de tantos males, les dieron poderes amplísimos, excepto, dicen, para hacer muchos gobiernitos. Tan escarmentados habían quedado de sus soberanías parciales. Lo cierto es que el sanguinario Morales, ese caribe inhumano, esa bestia fiera, está embarcándose con sus tropas en La Habana, y es probable que sea contra México, pues aunque Puerto Cabello, reducido a los últimos extremos, pide auxilio, aquel jefe capituló en Maracaibo, y debe estar juramentado para no volver a pelear en Costafirme. Lo cierto es que el Duque de Angulema ha pronunciado, que sojuzgada España, la Francia expedicionará contra la América, y ya se sabe que México es la niña codiciada. Veremos entonces si Jalisco, que nos ha negado sus auxilios, aunque se ha aprovechado de los caudales del gobierno de México, puede, perdido éste, salvar su partícula de soberanía metafísica.
Concluyo, señor, suplicando a V. Sob. se penetre de las circunstancias en que no hallamos. Necesitamos unión, y la federación tiende a desunión; necesitamos fuerza, y toda federación es débil por su naturaleza; necesitamos dar la mayor energía al gobierno, y la federación multiplica los obstáculos para hacer cooperar pronta y simultáneamente los recursos de la nación. En toda república, cuando ha amenazado un peligro próximo y grave se ha creado un dictador, para que reunidos los poderes en su mano, la acción sea una, más pronta, más firme, más enérgica y decisiva. iNosotros, estando con el coloso de la Santa Alianza encima, haremos precisamente lo contrario, dividiéndonos en tan pequeñas soberanías!¿Quoe tanta insania, cives?
Señor, si tales soberanías se adoptan, si se aprueba el proyecto del acta constitutiva en su totalidad, desde ahora lavo mis manos diciendo como el presidente de Judea, cuando un pueblo tumultuante le pidió la muerte de Nuestro Salvador, sin saber lo que se hacía: Inocens ego sum a sanguine justi huyus: Vos videritis. Protestaré que no he tenido parte en los males que van a llover sobre los pueblos del Anáhuac. Los han seducido para que pidan lo que nb saben ni entienden, y preveo la división, las emulaciones, el desorden, la ruina y el trastorno de nuestra tierra hasta sus cimientos. Necierunt neque intellexerunt, in tenebris ambulant, movebuntur omnia fundamenta terrae. iDios mío, salva a mi patria! Pater ignosce illis, quia nesciunt quid faciunt.






domingo, 17 de marzo de 2013

Chipre: ¿El inicio del colapso de nuestras instituciones financieras?

En las primeras horas del sábado 16 de marzo la Unión Europea acordó en conceder a Chipre un rescate con un valor 10 mil millones de euros con el fin de recapitalizar al sector bancario chipriota. Sin embargo, por primera vez en la historia, en contra de las prácticas y políticas aceptadas en el sector, se incluirá a los depositantes como parte integral activa del referido rescate. En virtud de lo anterior, se diseñó un esquema tributario a través del cual todas las personas que tengan depósitos en los bancos chipriotas inferiores a 100 mil euros tendrán que contribuir al rescate con el 6.75 por ciento de sus depósitos; y, aquéllas personas que superen dicha cifra en depósitos deberán aportar el 9.9 por ciento de sus depósitos. Esta es una medida poco acertada ya que representa un gran potencial de riesgo sistémico.

Sir Mervin King dijo en una ocasión que no era racional iniciar una corrida bancaria, menos aún si consideramos que la medida adoptada está destinada a debilitar uno de los pilares de la banca moderna: el seguro de depósito. Este pilar nació como respuesta al esquema de reservas fraccionarias heredado del Riksbank sueco fundado en el siglo XVII y que, en adición a los diseños arquitectónicos que rememoran la estructura de la Acrópolis griega, fomentó la imagen de seguridad y confianza que tenemos en nuestras instituciones bancarias hoy en día. De lo anterior podemos colegir de forma inmediata que Chipre ha asentado probablemente la primer columna de una crisis mayor; analicemos el contexto por un momento, tal como se ha atestiguado hasta el momento, los usuarios de sistema han acudido en masa a su cajero más cercano a retirar su dinero para evitar la disminución proporcional de su patrimonio referida en líneas precedentes, a tal grado que el banco central dio la instrucción de bloquear las transferencias e impedir el retiro de depósitos. Algunos analistas dirán que después del colapso de Lehman Brothers y Northern Rock en 2008 vimos grandes filas afuera de los cajeros sin que esto se materializara en la extinción de los modelos tradicionales, pero hay que considerar que la crisis de 2008 estuvo estrechamente vinculada al "shadow banking" y se apreció como un abuso de las innovaciones introducidas por los particulares y no como una violación a los derechos patrimoniales de cada individuo.

Al intervenir el Estado de forma negativa a través de esta propuesta, atestiguaremos que los bancos verán disminuida gradualmente sus depósitos, los usuarios buscarán alternativas sustentadas en los proyectos democráticos financieros toda vez que el Estado destruye los pilares de confianza y seguridad, y veremos que el presente rescate quedará inservible ya que los bancos no podrán operar de forma óptima bajo estas condiciones de aversión y necesitarán más ayuda. Un gran problema de riesgo moral que se extenderá a nivel soberano a naciones como España, Grecia e Italia, y que consecuentemente materializará una crisis financiera que pondrá en riesgo, no sólo a los bancos, sino a todo el entramado social que sostiene al Sistema Financero Mundial bajo las premisas de Immanuel Wallerstein.

sábado, 10 de noviembre de 2012

La Moda Austriaca

El mes pasado (octubre de 2012) el Banco Central Europeo publicó un texto titulado "Virtual Currency Schemes", un documento interesante que ha provocado una gran cantidad de opiniones "novedosas" de académicos, editores y bloggers que destacan algo que ha sido evidente desde hace la aparición de las primeras unidades de cambio digitales (sí, ha existido una gran variedad de unidades de cambio digitales además de Bitcoins, por ejemplo Vens, Flattr y Ripple): Estos proyectos encuentran su fundamento en las ideas relacionadas a la banca libre de Friedrich Hayek y la Escuela Austriaca de Economía.

Aunque la institución de la banca central está sólidamente asentada en la mayoría de los estados a partir de la Conferencia Financiera Internacional celebrada en Bruselas en 1920. Paradójicamente dos de las mentes que establecieron las bases de la banca central moderna: Walter Bagehot en "Lombard Street" y Vera Smith en "The Rationale of Central Banking", preferían el paradigma de la banca libre, aunque ambos reconocieron que la abolición de la institución del Banco de Inglaterra resultaría poco aconsejable. En lo particular me inclino más por la postura de autores como Klein quien en su texto "The Competitive Supply of Money" establece que pocas actividades económicas pueden clamar un récord unánime y prolongado de acuerdo respecto a lo apropiado de la intervención del Estado en el suministro de moneda.

Las discusiones respecto a la banca libre y el rol de los bancos centrales no son nuevas toda vez que las mismas pueden ser rastreadas a finales del siglo XVIII y XIX a través del plumas como la de Talleyrand quien impulsó desde el obispado de Autun la creación del Banco de Francia. En fechas más recientes,  Friedman y Hayek abordaron el tema con gran interés con perspectivas opuestas. Por un lado Hayek cuestiona que un esquema que busca una expansión monetaria sólida pueda desarrollarse al interior de nuestros sistemas bancarios bajo el esquema tradicional; proponiendo que un paradigma de libre competencia fundamentado en el laisezz-faire respecto a la emisión de unidades da cambio derivaría en un estado en donde los bancos centrales perderían el fundamento de su existencia. Sin embargo, Friedman ve un riesgo en esta postura. El gran economista de Chicago, aprecia de manera acertada que un esquema de laisezz-faire que prescinde de la banca central o de cualquier institución reguladora respecto a los medios de pago pondría en riesgo la solemnidad contractual, la prevención del fraude y el funcionamiento de los mercados monetarios, mismos que se caracterizan por sostenerse sobre información escasa y costosa.

De lo anterior podemos colegir que, al igual que la evolución del shadow banking system influyó en el desarrollo de la crisis financiera del 2007, si no regulamos la evolución de las unidades de cambio digitales, estaremos insertando en el corazón del sistema una bomba de tiempo que desencadenará la próxima crisis financiera ya que, tal como grandes mentes como Kauffman y Calomiris aceptan, la falta de regulación y las explosiones cámbricas que han caracterizado a nuestro Sistema Financiero Mundial en términos de Wallerstein a la caída del Sistema de Bretton Woods en 1971 son los elementos principales generadores de crisis financieras, elementos que, tal como hemos apreciado a través del presente son fomentados por los seguidores de la moda austriaca.