Homo moneta

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miércoles, 10 de febrero de 2010

Los Bancos Centrales de Nuestros Días (Parte.2)

En la entrada anterior revelé las fallas y diferencias asociadas a la estructura de las políticas monetarias las cuales han conducido a un escenario idóneo para la reforma y proyección futura de los bancos centrales alrededor del mundo. A pesar que de momento se mantiene el objetivo principal de promover la estabilidad de los precios y el crecimiento económico, hay algunos aspectos que han hecho temblar a reguladores, estudiosos y políticos alrededor del mundo. En primer lugar, las facultades de los bancos centrales. Hay una línea de pensamiento que sugiere que los bancos centrales deben jugar un papel más activo en la regulación de los mercados financieros por lo que en países como los Estados Unidos se ha propuesto otorgar mayores poderes a sus instituciones centrales con la finalidad de que funcionen como autoridades supervisoras encargadas de evitar y mitigar futuras crisis a través de instrumentos como tasas de interés, requerimientos de capital más rígidos y límites al riesgo. Eso ha generado un gran debate ya que para algunas personas el extender las facultades de un banco central como la FED por ejemplo, otorga mayor poder a una institución que a su criterio goza ya de demasiado poder. Segundo, el aspecto de la autonomía. México y Argentina han sido los grandes protagonistas en este punto con bancos centrales vinculados muy estrechamente al ejecutivo federal. Empecemos con el caso mexicano. En México se ha discutido bastante sobre las reformas al banco central de las cuales destacan dos: el establecimiento de una tasa de interés de referencia y la reforma del artículo 28 constitucional relacionado a la autonomía. Este segundo punto parece ser la pesadilla de muchos estudiosos y juristas quienes bajo el presente contexto consideran que una falla en la redacción y una interpretación amplia permitiría al gobierno federal controlar determinados aspectos de la política monetaria. Considero que esos temores son infundados, después de todo, hay un sistema de contrapesos bien definidos y los mercados internacionales recibieron muy bien la llegada del Dr. Carstens a pesar de que jamás se dudó de la competencia de su predecesor Guillermo Ortiz; sólo falta esperar que las garantías dadas por el gobernador de Banxico se materialicen en un sistema financiero sólido y a la altura del desafío del contexto internacional. Ahora un escenario que justifica todos los miedos relacionados a la autonomía lo podemos encontrar en Argentina donde la presidenta Cristina Fernández despidió al gobernador del banco central Martín Redrado por negarse a facilitar seis mil quinientos millones de dólares, evidentemente los reguladores y académicos alrededor del mundo temblaron más al saber que la sustituta del señor Redrado sería Mercedes Marcó del Pont, conocida amiga de la presidenta después de que el principal candidato a suceder a Redrado,Mario Blejer, se negará a ocupar el puesto por temor a que este escenario caótico dañe su prominente carrera. Finalmente, un tercer aspecto gira en torno a la existencia absoluta de los bancos centrales. A pesar de que no es muy discutida, existe una propuesta sustentada en la falla de la curva de Phillips la cual, como pudimos ver anteriormente, es uno de los pilares de las políticas monetarias. Para estos estudiosos toda fuente de inestabilidad provienes de la falta de regulación y supervisión la cual puede ser encargada a agencias especializadas y enfocadas a construir un sistema financiero más estable prescindiendo así de un banco central. En lo personal no estoy de acuerdo con esta última postura pero había que mencionarla porque se ha discutido en algunos círculos. Frente a lo anterior podemos apreciar que hay mucho por hacer, un banco central debe ser una institución que debe ser el pilar del esfuerzo internacional de coordinación en donde cada Estado debe establecer claramente las facultades, obligaciones y límites de sus instituciones financieras a nivel interno, para así evitar que todo esfuerzo para promover la armonía internacional en materia financiera se vea destinado al fracaso. Así tenemos algunos puntos para iniciar nuestra reflexión sobre una reforma libre de pasiones graquianas anacrónicas a nuestros tiempos modernos.

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