Homo moneta

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domingo, 7 de febrero de 2010

Los Bancos Centrales de Nuestros Días (Parte.1)

Durante la semana alguien me cuestionó acerca de los métodos y objetivos de un banco central, debo reconocer que no me sorprendió, después de todo es bien sabido que incluso entre los mismos gobernadores de bancos centrales alrededor del orbe existe un gran desacuerdo entre los objetivos a conseguir, los medios para ello y las acciones tomadas. George Cooper en su obra The Origin of Financial Crises hace evidente que a pesar de que los bancos centrales, entre los que destaca la Reserva Federal y el Banco Central Europeo, comparten el objetivo común de conseguir la estabilidad de los precios, difieren en los medios para alcanzarlo. Por ejemplo, el Banco central Europeo mantiene que la oferta monetaria debe ser el eje de su política por lo que recurren a las figuras M3 que registran el índice de expansión monetaria dentro de la Unión Europea para así determinar cuando modificar sus tasas de interés; por el otro lado tenemos a la FED que, tal como evidenció la Crisis Subprime, parece creer que no existe un nivel excesivo de oferta monetaria, de creación de crédito o inflación en el precio de los activos financieros, de ahí el origen de su creencia de que las burbujas especulativas no pueden ser detectadas hasta que revientan. Con respecto a estas políticas el Ministro de Finanzas de Polonia, Jacek Rostowsky, considera que el proyecto Keynesiano debe ser eliminado de las políticas monetarias ya que desde el colapso de la curva de Phillips en los años 70, el argumento de la relación entre la inflación y el desempleo ha dejado de existir. De este modo los bancos centrales se enfocarían en las crisis de gran magnitud y dejarían de perder tiempo en contener las pequeñas ya que a largo plazo estos esfuerzos resultan ser irrelevantes. Esto último puede ser traducido en una gran revolución más allá de la discutida en escritos previos y que conciernen al tamaño y funcionamiento de los grupos financieros, una revolución de ideas que hagan más eficientes a nuestros bancos centrales y por ende al sistema financiero en su conjunto.

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