Homo moneta

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jueves, 4 de febrero de 2010

Competencia y Regulación Financiera

La regulación financiera ha sido un tema recurrente en todos los medios, escuchamos de los "Living Wills" en el Reino Unido, los impuestos sobre operaciones en Francia y Suecia y la ahora popular propuesta de Barack Obama y Paul Volcker para limitar el tamaño y la actividad de los intermediarios financieros. A través de estas propuestas se exhorta a la solidaridad internacional, a los principios que conducen a cada Estado a la armonía con sus vecinos y a la no competencia entre ellos, pero en materia financiera esto es muy complicado. La competencia es un elemento constante y de gran interés para los Naciones, tal como se pudo apreciar durante el establecimiento del primer acuerdo de Basilea, donde, en 1988, 9 de los 10 bancos más grandes del mundo eran japoneses y sus reservas de capital eran mínimas con relación a su crecimiento debido en gran parte a la red de seguridad otorgada por el Estado Japonés, esto último llevó a los Estados Unidos y al Reino Unido a elaborar los elementos básicos que conformarían más adelante el Pilar 1 de los Acuerdos de Basilea con la finalidad de eliminar esa ventaja y fomentar la solidez y seguridad del sistema financiero internacional. ¿Por qué saco a relucir este punto? Algunas de las propuestas que han sido planteadas responden sobre todo a los "espíritus animales" de Keynes los cuales impiden ver el escenario de manera objetiva frente a la adversidad. Es verdad, una reforma financiera sería muy bienvenida pero debería tener como objetivo el proyectar a nuestras instituciones hacia el futuro. Algunas de estas propuestas ignoran por completo los siguientes factores: Primero, el desarrollo de las instituciones financieras islámicas que se rigen bajo la normatividad de la sharia y las previsiones relacionadas al potencial en los mercados de activos de las naciones emergentes las cuales parecen ser una nueva fuerza en este mundo financiero; segundo, a pesar de la voluntad internacional por la homologación, existen grandes diferencias entre los Estados con respecto a factores relevantes como el tamaño de las instituciones, la concepción de las fallas, potenciales riesgos, las definiciones contables y las prácticas bancarias aceptadas; y tercero, la completa implementación de algunas de estas medidas resultaría en una revolución ya que todo Estado que adopte estas medidas se verá frente a la necesidad de llevar a cabo cambios en sus regímenes de supervisión, ya que se deberá formar a una nueva generación en las nuevas tendencias e ideologías con cierta celeridad y las mentes experimentadas de las unidades de supervisión serán atraídas en masa hacia los intermediarios particulares para así poder operar sin demasiadas obstrucciones. Frente a lo aquí expuesto podemos llegar a la conclusión de que muchas propuestas originadas en la ira colectiva se verán desplazadas frente a la intensificación en la competencia internacional y a los costos de implementación, después de todo, quienes están a cargo de estas propuestas se han olvidado que la mente de toda persona tiende a excitarse y a agregar ceros.

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